sábado, 23 de noviembre de 2013

Hasta aquí llego.

Muchas gracias a todos aquellos que se tomaron la molestia en todo este año a dedicar un poco de tiempo en mi blog. En verdad he aprendido mucho de cada uno de ustedes, que con sus comentarios, con sus votos positivos o incluso con el hecho de hacer una visita me motivaron en cada uno de mis escritos. Ideas aún hay muchas, pero el blog ha llegado a su fin, no sin antes como ya dije agradecer a todos sinceramente por acompañarme en cada uno de los pasos del recorrido que sin llegar a un destino a terminado. Quedaron muchas cosas inconclusas pero supongo que siempre quedarían, motivos puede haber muchos, tan sólo uno o ninguno, es lo que menos importa ahora.

Fue un gusto haberlos conocido a todos, les deseo una muy bonita vida, si vuelven a saber de mí, será por mera coincidencia. Un saludo.

martes, 17 de septiembre de 2013

Solo los dos..

Ella: No sé que hacer.
Él: No sé que decir.
Ella: Estoy asustada.
ÉL Estoy confundido.
Si nuestras manos se rozan ya nada tiene sentido.
Ella: Si nos descubren todo habrá terminado..
Él: No podrán acabar con algo que ni siquiera a comenzado.
Ella: Pero lo negaré.
Él: Será lo correcto.
Ella: Pero no quiero hacerlo.
Él: Me alegra, tampoco quiero que lo hagas.
Ella: Pero no podemos hacer esto.
Él Ya demasiado tarde para quererlo detener, pude hacerlo, supe cuando detenerme y no lo hice, me deje llevar. Y tú también.
Ella: Es porque yo también quería que pasara, pero ahora no se que quiero. Estoy perdida.
Él: Yo estoy perdido, estamos perdidos juntos.
Ella: Pero me sigo sintiendo mal... ese beso no ayuda, ya no lo hagas.
Él: ¿Quieres que pare?
Ella: No.
Las horas pasaron. Por la mañana serían tan sólo dos conocidos, nadie sabrá lo que lograron conocer uno del otro esa noche. Pero, por esa noche encontraron el sentido de sus vidas, sin importar si era o no correcto; hay acciones que van más allá del bien y del mal. Vertieron sus almas en un sólo recipiente sabiendo que al final, cada uno se llevaría una parte del otro, pero él nunca sería de ella, y ella nunca de él. Un adiós hubiera sido lo mejor, pero sólo pudieron decirse un hasta luego.

jueves, 8 de agosto de 2013

Máscaras de Porcelana - III -

Moras; seres malignos, brujas quizás, se deleitan paseando por las noches en búsqueda de una víctima que atormentar. Pudiéndose disfrazar de prácticamente cualquier cosa; desde una mariposa, una mata de pelo o un perro, una vez encontrada la pobre alma adoptan la forma de su preferencia y se introducen en su habitación para causarle pesadillas.

Un relato popular de Europa cuenta del como un hombre atormentado por una de estas brujas noche tras noche, y cansado de vivir sólo entre pesadillas decide huir de su pueblo sin nada más que un morral con todo su dinero y su yegua, la cual montaba de pueblo en pueblo con la esperanza de escapar de su suplicio. Aún así no lograba conseguirlo, cada noche persistían sus pesadillas, pareciera no poder escapar de ellas por más lejos que hiciera correr a su yegua. Cierta noche solicitó posada en una casa, y el dueño de ésta. al oír al señor quejarse en medio de una de sus habituales pesadillas decidió entrar a la habitación. Cuál fue su sorpresa al ver como una espesa mata de pelo blando se aferraba a la boca del pobre hombre impidiéndole respirar, sin saber exactamente que era, tomó sus tijeras y cortó por la mitad dicha mata pudiendo de está manera quitarla. A la mañana siguiente, ambos trozos habían desaparecido y el hombre que hasta ahora había sido atormentado, ahora agradecido por ser salvado, decidió volver por fin a su casa, pero al entrar al establo sólo encontró a su yegua muerta. Comprendió entonces el porque le había sido imposible librarse de la Mora hasta ahora, pues todo este tiempo había estado viajando sobre su lomo.

Cap. III

Tan cansado como de costumbre, esa cama me espera como cada noche para arrebatarme las últimas horas del día con la promesa de un buen descanso y un bello sueño, promesa que no había cumplido desde hacía ya mucho tiempo.

Llegué a casa después de sufrir las clases, sobre mi cama había una nota, -Duerme- decía. Seguramente me la dejó ella, quizá fue muy precipitado de mi parte el haberle dado la llave de mi casa después de tan sólo un par de meses saliendo, pero me gustaban las sorpresas que me daba al llegar y encontrarla tendida en mi cama. Hoy estaba sólo la nota, Duerme... siempre me decía que pareciera estar muriendo de sueño y tal vez tenía razón, mis bostezos continuos y mis ojeras perpetuas daban cuenta de ello. Decidí darme un baño antes de recoger un poco la casa y quizá (seguramente no) preparar algo para la cena.

El agua caliente, casi hirviendo; me relajaba, al mismo tiempo que quitaba de a poco las ganas de salir de la ducha; 30, 40 minutos, no lo sé, el tiempo pasa muy rápido allí dentro. Una vez (por fin) salido del baño, y saltándome la parte de alzar las habitaciones, fui directo a la cocina en busca de lo que sobró de ese salchichón pero para mi grata sorpresa la nota sobre mi cama no había sido lo único que me habían dejado, sobre la barra de mi cocina se encontraba un gran plato hondo lleno de espagueti, - Darle esas llaves ha sido la mejor decisión de mi vida - me dije. Comí todo lo que pude, guardé el resto para la mañana y me fui a dormir, la limpieza como cada día se aplaza un día más.

- La máscara... la máscara... la máscara -.

La voz de una niña no dejaba de perseguirme, incisivamente penetraba en mis oídos, y yo intentando alejarme de ella corría por callejones oscuros, pero sin importar lo mucho que lo hiciera su voz continuaba atormentándome: - la máscara... la máscara... la mascara - Cada vez parecía más insistente, más desesperada, era como si esperara algo de mí y su sentimiento de urgencia despertaba en mí cierta compasión y ganas por complacerla, tan sólo quería hacer que callara; si tan sólo supiera que es lo que quería.

Maldición, un callejón sin salida, su voz se intensificaba, mientras yo estaba acorralado, recargado sobre la pared suplicando que se callara. Tapaba mis oídos, gritaba hasta el punto de hacer doler mi garganta, pero no importaba; su voz era más intensa que el grito más fuerte que pudiera sacar, mi cabeza dolía, mis ojos ardían y parecían querer explotar. - ¿¡Qué quieres!?, ¡Basta!, ¡Por favor para! - Lágrimas de desesperación comenzaron a brotar mientras me enroscaba en una de las esquinas del callejón intentando resignarme a la tortura. Ya sin ninguna esperanza cerré mis ojos mientras seguía llorando, la voz pareciera hacerse cada vez más y más distante, llegado un punto dejé de escucharla y abriendo los ojos pude notar el lento girar del abanico de mi techo; rotaba tan lentamente que no se percibía en medio del sofocante calor de mi habitación, no importaba, al menos al fin estaba despierto.

Me levanté por un vaso de agua sin prender la luz, había estado sudando tanto durante mi sueño que me sentía deshidratado. Me senté en una de las sillas de la cocina mientras bebía e intentaba calmarme un poco, mi corazón aún latía fuertemente y así seguro no conciliaría el sueño. Prendí la TV, nada, sólo infomerciales, de igual manera nunca me gusta nada que haya en ella, tan sólo quería algo de luz y ruido para distraerme. Cuando terminé mi bebida llené el vaso nuevamente y regresé a la cama sin siquiera apagar la TV; su luz azulada y parpadeante guiaba mi camino de vuelta a mi habitación, a mi celda. Me disponía a dejar el vaso sobre mi mesilla de cama pero este nunca llegó a ese lugar, mi sorpresa hizo que se cayera de mi mano y se estrellase contra el suelo, - ¡No puede ser! - grité mientras llevaba mis manos a la cabeza, debo estar perdiendo la razón. Por más imposible que pareciera, sobre mi mesilla... allí, justamente donde hubiera puesto mi vaso con agua, del cual ahora sólo quedaban trozos de vidrio que pisaba descalzo... allí estaba esa maldita máscara de porcelana.

jueves, 1 de agosto de 2013

El Dios de la nada - II -

Soñando con ser libre, estaba fuera en un mundo totalmente nuevo, totalmente perdido pero al fin libre, una libertad que nunca espero sentir, una libertad que ni siquiera había estado buscando pues no sabía que existía...

Despertó aquel hombre, con la confusión general que trae consigo cada despertar; apenas tuvo consciencia suficiente para ordenar los recuerdos del día anterior vino a su memoria una silueta oscura, algo borrosa pero sin duda existente en medio de un fondo totalmente blanco. Si, sin duda la había visto; al asomarse por la pequeña rendija, fuera de su cuarto, descubrió que había alguien. La extraña figura resultaba muy parecida a la suya, y verla por primera vez le causó tal asombro que le había desmayado. Ahora una vez consciente, la excitación no había pasado, buscó rápidamente el agujero por donde ver aquella silueta, no tardó mucho en encontrar ese boquete delatado por el hilo de luz, asomó la mirada esperando ver aquella silueta.

Buscando aquel ser, fue el vacío quien le respondió; tan sólo esa niebla blanca que envolvía completamente el exterior iluminado contrastando con la negrura del interior. ¿A dónde pudo haber ido?...¿Y a dónde no?... después de todo esa figura, quien quiera que fuese podría irse en cuanto quisiera a donde deseara; no era ella quien estaba condenada a estar encerrado entre muros, sino él.

Pasó un largo rato pegado a ese pequeño agujero, esperando a que esa forma regresase, después de rendirse al darse cuenta que está vez no aparecería se sentó en una esquina, como lo había hecho desde siempre, antes de que esa luz entrase a su mundo. Pero está vez no fue igual, existía un sentimiento que colmaba su alma, no dejaba su existencia en paz, era algo nuevo que no le permitía encontrar la tranquilidad que hasta ahora había tenido; había descubierto el sentimiento de desespero. Aún no se había dado cuenta, pero su tiempo al fin había comenzado a correr, por primera vez había tenido esa extraña pero habitual sensación que tenemos todos a diario cuando estamos esperando algo o alguien; para él, el tiempo ahora transcurría, más muy lento... esperando el momento en que al asomarse de nuevo podría ver a esa figura que le conmovió la última vez.

Miró una vez más, -tal vez había regresado- pensó, pero no había nada. Quizá no estaba muy lejos, el agujero era diminuto y el punto de visión que ofrecía muy reducido, tan sólo bastaba moverse un par de metros para quedar fuera del alcance. El hombre no tardó mucho en llegar a la misma conclusión, y arañando de a poco el orificio en la pared se propuso cavar un hoyo más grande, poder ver más de ese nuevo mundo y poder encontrar esa figura, lo que iba a conseguir con ello ni siquiera él lo podía saber.

jueves, 11 de julio de 2013

Renaciendo de ti.

Mariposas escarlata sobrevuelan el campo de la roja primavera,
el aire se satura del olor de la sangre marchita y quemada que supura de los cuerpos sin vida,
de cadáveres carcomidos por el tiempo,
por los cuervos,
por un vulgar Dios que se regocija de su nuevo paisaje,
recién creado, recién nacido de entre las putrefactas rosas; negras de dolor.

El Sol se pone, asqueado de ver la escena,
... aberración por la muerte...
se esconde tras las montañas, sin saber que él así también muere,
y que la luna reviviendo de a poco cubrirá con oscuridad todo,
acallará los gritos y socavará los espíritus de los agonizantes.

Esa negrura me llama, su aroma de noche muerta grita mi nombre,
por qué mi hambre no sacia,
y mi cuerpo no se cansa,
y mi alma esta vacía,
y mi corazón se agita de placer.

Mi aullido reclama tu ser, hace arder tus entrañas,
reclama para mí tu carne y espera por tu respuesta,
mi olfato excitado te araña la espalda...
un leve gemido... mi reclamo.

Allí, en la solitaria penumbra salpicada por curiosas estrellas,
bajo la complicidad de esas aves negras, serás mi comida.
Te acompañaré hasta el río de los muertos y te entregaré a Caronte,
el viaje es largo, nuestra prisa espera.

Gritos y aullidos destrozan el silencio,
por fin herida, por fin salvada,
por fin tú mueres, y yo renazco,
por que mi alma está vacía, pero mi boca está llena.

viernes, 7 de junio de 2013

Sólo cinco líneas... sólo cinco pisos.

Por un momento voló, por un breve instante fue libre. Dejó de importarle el que dirán, el empleo, las cuentas por pagar, los quehaceres... todas las responsabilidades. Durante ese momento descubrió lo que es ser feliz, y le gustó tanto que por primera vez quiso estar vivo. Pero ya era demasiado tarde, cinco pisos se suben lentamente, pero se bajan rápida y abruptamente cuando te lanzas al vacío, y él, ya había llegado al suelo.

miércoles, 5 de junio de 2013

A quien corresponda...

Mucho trabajo, falta de tiempo, escasez de imaginación, pero por sobre todo miedo de descubrir en que estaba pensando han sido los motivos de mi ausencia en el blog. Estoy convencido que cada persona guarda en si secretos y problemas que sólo ella conoce, y que no los comparte, son sólo de esa persona y si los desvelara dejarían de ser personales, dejaría ir una parte de ella. Todos tenemos ese secreto que celosamente guardamos, ese problema por el cual no pedimos ayuda, ese pensamiento que se crea en nuestra cabeza y nunca sale de allí, que nunca contamos... uno así tengo yo.

Una disculpa adelantada a todo aquel que entró durante este tiempo queriendo encontrar algo nuevo en la papelera de mi mente, pero resulta muy difícil escribir algo cuando lo único que puebla tu cabeza es aquello que no puedes contar. En realidad miento; escritos hay muchos, resultaba realmente fácil llenar hojas y hojas con lo que pensaba y sentía. Pero ninguno de ellos saldrá de mis notas, estarán allí sólo para mí, esperando pacientemente a que quiera revivir esas sensaciones pasadas. Aún así decidí no abandonar este blog, uno de los mejores desahogos que tengo, donde puedo vaciar un poco mi cabeza y dejarla lista para llenarla de nuevo con más experiencias.

Así que disculpen, pero aquí seguimos como siempre, llenando la papelera para vaciar un poco la cabeza, para perderme otro tanto y así poder encontrarme y por sobre todo, como ya había dicho, para dejar constancia que aunque sea por un breve espacio de tiempo existieron mis pensamientos, fueron reales, y los quise compartir con ustedes...

Sin más que decir, gracias a todos de nuevo.

jueves, 18 de abril de 2013

Mamihlapinatapai...

En los territorios pertenecientes a Argentina y Chile, en la isla Grande de la Tierra del Fuego, existieron los Yámanas; un pueblo nómada indígena que se alimentaba principalmente de recolecciones marinas, como la caza de lobo marino y nutria. Creyentes de Watauinewa: el antiguo, el viejo, el eterno, el invariable; quien a pesar de ser intangible les brindaba todo lo necesario, incluyendo la vida y la muerte. Tenían una peculiaridad más, mamihlapinatapai; su idioma poseía está palabra, considerada por muchos como la palabra más precisa y compleja, después de todo es difícil encontrar una palabra en nuestro idioma que signifique lo mismo que mamihlapinatapai:

"Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".

Interesante concepto con el que más de uno se habrá topado en más de una ocasión; romántico algunas veces, temeroso en muchas más y tentativo siempre, es el secretismo compartido que provoca el miedo (iluso) a dar el primer paso, a ser el desencadenante que provoque aquello que tanto queremos que suceda y tontamente nos negamos a iniciar. Es la complicidad de dos personas que sin decirse nada se han dicho todo, se han quedado sin otra salida que no sea la de seguir sin hacer nada, o hacer todo. Confusión absoluta producida del no querer tomar un riesgo y la curiosidad de descubrir que pasaría si lo hiciéramos, confusión que mata o que revive, que salva o que condena y todo depende de dar ese paso, porque a un paso está la otra persona, queriendo lo dar ese paso también.

Todos nos hemos topado con un mamihlapinatapai, pocos saben que hacer después...

jueves, 28 de marzo de 2013

Un escrito cualquiera

Ser feliz... lo busqué por tanto tiempo y tan desesperadamente... hoy ya no recuerdo ni siquiera porque tenía tantas ganas de llegar a serlo. Pero si que tenía muchas ganas de ser feliz, y de verdad creí que se podía; que de tanto saltar terminaría por alcanzar finalmente alguna estrella. Terminé aprendiendo a saltar, sí, pero no hay estrellas en mis manos y en mis noches no tengo nadie a quien abrazar, y es que el que arriesga no siempre gana porque quizás arriesgó de más.

Lecciones hay muchas, aprendí muchos caminos por donde no andar, todas las decisiones que no se deben de tomar y que cuando crees que la vida te da un golpe muy duro está apenas a punto de golpear.

Otro lo ha de lograr, pero yo no, pude llegar a ser muchas cosas pero feliz no fue una de ellas. Aunque muchas veces sentí la felicidad; estuve tan cerca que casi la pude tocar, se la llevó el primer amor y el segundo, me dije, seguro de vuelta la traerá, me lo dije de nuevo con el tercero y con el cuarto, y tantas más veces que no puedo contar. Hoy veo que nadie ni nada te puede dar lo que tienes que encontrar dentro de ti, que ninguna persona me arrebató la felicidad porque nunca fui feliz.

Creo que el sueño está regresando, las noches de insomnio siempre son por tener algo que escribir... no siempre es algo que quiera saber, o siquiera que algo que valga la pena leer, pero igual lo haré si con ello consigo dormir...

miércoles, 20 de marzo de 2013

Máscaras de porcelanas - Capítulo II -

En la antigüedad, las pesadillas eran consideradas como obras de monstruos; seres malignos y amorfos sentados sobre nuestro pecho. Estos seres, capaces de entrar en nuestra casa de noche mientras dormimos; pueden pasar por debajo de las puertas, lo ojos de las cerraduras o incluso se filtran entre las paredes. Colocando su  cuerpo; pesado como el plomo oprimiendo el pecho de su victima, evitan que se mueva y pueda respirar con tranquilidad, ocasionándole pesadillas.

Desde niño he tenido sueños extraños; pesadillas dirán otros, para mí tan sólo son diferentes. Algunos en verdad me han aterrado, pero tras todos estos años me siento acostumbrado. Me resulta de lo más normal despertarme agitado con recuerdos de sucesos inexistentes (pero reales en mi memoria) dignos de una historia de terror. Pero desde hacía ya un par de noches mis "sueños diferentes" giraban en torno a la misma persona... esa cara, ese pelo rubio, esos ojos verde claro... la misma niña, el mismo sueño.

Jamás había visto a una niña siquiera parecida a ella. No es extraño ver personas desconocidas en un sueño, lo raro es que esa misma persona siga apareciendo una y otra vez noche tras noche entre todos sueños. Al principio (no podría recordar hace cuanto) era tan sólo una imagen distante en el cuadro de todo mi recuerdo, pero fue ganando importancia en mis sueño (fuera o no pesadilla) hasta ser la actriz principal en cada uno de ellos, y últimamente, el mismo sueño, ya con esta tres noches seguidas inmerso en el mismo escenario, seguía sin entender su significado, sin saber quien era esa niña, donde la habría visto y porque no me la podía sacar de la cabeza.

Tarde otra vez, me lavaba la cara pensándolo detenidamente - Está bien, siendo tan tarde no tiene sentido intentar apurarme -. Sería una de esas raras ocasiones en que podría desayunar antes de irme a la universidad. Tampoco es que tuviera mucho de donde escoger; medio litro de leche, un cuarto de salchicha, quizá algo de queso, unos cuantos huevos y un poco de pan que con algo de suerte no estaría cubierto de moho. No es que me gustara la monotonía que presentaba mi nevera, pero desde que había comenzado a vivir solo fui perdiendo de a poco el gusto por la cocina, además con el pretexto perfecto de la falta de tiempo había adquirido el hábito de comer cualquier cosa en cualquier parte. Después de comer un par de huevos con salchicha (el pan ya estaba duro) estaba justo a tiempo para llegar tarde a la tercer hora, así que sin perder todavía más tiempo me fui a clases.

El trayecto de mi casa al colegio no es largo, pero como siempre lo camino con calma a modo que nadie que no supiera de mí pudiera adivinar el apuro de que debería tener. El Sol ya pegaba de lleno, - Un hermoso día soleado, desperdiciado en la escuela -. Estaba realmente cansado, con un poco de suerte sobreviviría las clases y regresaría a casa, a dormir... a no soñar con ella, quizá si otra pesadilla, pero no una con ella. Así me fui caminando... engañándome, fingiendo que no sabía que está noche sería como la pasada, y la noche anterior a esa, que la niña estaba aguardando por el momento en que estuviera dormido, para pasar a través del ojo de la cerradura, sentarse sobre mi pecho y sin dejarme respirar meterse en mis sueños sin permiso y probarme otra vez esa máscara.

viernes, 15 de marzo de 2013

Máscaras de porcelana - Capitulo I -

Siempre me ha gustado caminar; no hay mejor manera de conocer una ciudad que recorrerla despacio, intentando impregnarte con cada detalle, de cada figura de alguien conocido o algún extraño al que posiblemente nunca volverás a ver pero que en ese instante armoniza perfectamente con el escenario andado. Por eso acostumbraba caminar, así fuera sin un rumbo fijo, simplemente por el placer de encontrar nuevas cosas en cada estructura vieja y andada ya tantas veces. Sin embargo en está ocasión sabía perfectamente hacía donde iba; la casa de mi abuela, queda a unas cuantas calles y el camino lo he recorrido desde mi infancia por lo que, a mis 23 años conocía el camino como la palma de mi mano y podía recorrerlo aun con los ojos cerrados.

El motivo de mi visita, me di cuenta que no lo recordaba. - No importa, lo recordaré cuando llegue, o simplemente pasaré a decir hola - pensé mientras continuaba caminando. La plaza que se encuentra detrás de la casa de mi abuela siempre se encontraba llena de niños jugando en está época del año; con cada llegada del verano disfrutaban de pasear en bicicleta mientras la comida estaba lista, yo mismo lo hice en varias ocasiones. Por tal motivo fue mi extrañes al encontrarla vacía, no podría ser tan tarde a lo mucho serían las 18:30 y el Sol ni siquiera se había ocultado. De cualquier forma se encontraba totalmente desierta, como si de la nada todos tuvieran algo mejor por hacer en vez de disfrutar de la tarde. De igual forma no reparé mucho en este hecho y continué mi camino, ya estaba muy cerca.

Al llegar por fin a la casa me recibió la misma historia, parecía no haber nadie. Esto me pareció aún más extraño, por lo general solía haber alguien; ya fuera mi abuela, alguna de mis tías o mi madre, esa casa es el punto de reunión por excelencia para toda la familia. La puerta se encontraba abierta, - Después de todo puede que si allá alguien en casa - me dije, y entré sin preguntar ni tocar, como siempre hago en esa casa.

La figura de una niña rubia me recibió, sentada en la mesa dando directamente hacía la puerta que acababa de cruzar. No la conocía, de hecho no recordaba haberla visto antes; llevaba un vestido negro adornado con olanes blancos, tendría si mucho 5 años y por su cara redonda de tes clara y su vestimenta por un momento me pareció una muñeca de porcelana. A pesar de encontrarse sola en el cuarto no pareciera estar asustada y si bastante cómoda con mi presencia, me acerqué a esa pequeña figura, - ¿Vienes con tu mamá? -  pregunté a la chiquilla, me parecía bastante obvio que si, pero no encontré otra manera de comenzar una conversación. La pequeña no me contestó, - ¿Cómo te llamas? -, tampoco hubo respuesta; de hecho permanecía inmóvil, como si no se percatase de que yo también estaba en esa habitación con ella. Al notar su indiferencia me dispuse a buscar a alguien más por el resto de la casa, fue entonces cuando aquella niña se movió por primera vez; levantando sus brazos hacía mí, parecía que quería ayuda para bajar de la mesa... mi ayuda.

La alcé en brazos, era más liviana de lo que imaginé. Sus ojos verde claro miraban directamente a los míos castaños. Esos ojos, lejos de reflejar la mirada inocente de una niña pequeña, me devolvían un mirada fría, casi muerta, como la de aquellos ojos que cansados de vivir se conforman con mirar la vida sin ser partícipe de ella. No se inmutaba en lo absoluto, seguía contemplándome, como invitándome a  realizar el siguiente movimiento, por un momento estuve a punto de dejarla caer; la impresión fue tal que sentía que mis brazos se quedaban sin fuerzas, aun así no lo hice, reaccioné en el momento justo - Es tan sólo una niña -.

- ¿Dónde está tu mamá? - Seguía sin obtener una respuesta, sólo su mirada fija en la mía, - Bueno, te voy a bajar para buscar a los demás - Por fin se movió; comenzó a buscar algo en su bolsa, no me había percatado siquiera que llevara una - ¿O es qué antes no la llevaba? - Me pregunté, pero no tuve tiempo de pensar la respuesta pues la niña había encontrado lo que buscaba y lo estaba sacando de su bolsa. Una máscara blanca, de bordes finos, tan sólo cubriría media cara... un antifaz, ese termino sería más correcto, era un antifaz de porcelana blanca. Me lo acercó a la cara, intenté alejarla pero mi única opción hubiera sido dejarla caer, así que finalmente logró ponérmela.

Apenas sentí aquella máscara sobre mi rostro gritos estremecedores comenzaron a escucharse a mi alrededor, instintivamente cerré los ojos; luces brillantes intentaban penetrar mis parpados. No sentía ya peso en mis brazos, la niña había desaparecido y ahora me encontraba sólo en medio de ese concierto de carcajadas aleatorias y alaridos. Mi desesperación fue en aumento (sobra decir que mi miedo también), intentaba con todas mis fuerzas quitarme ese antifaz pero no podía; tiraba y tiraba mientras gritaba pero mi boca no emitía ningún sonido, no podía abrir ya mis ojos; era como si todos mis sentidos se fueran apagando de a poco. - Un ultimo tirón - dije, y juntando lo que me restaba de fuerzas logré arrancarme la máscara.

Desperté, mi almohada estaba mojada por el sudor, mi cama hecha un lío daba fe de la noche agitada que tuve, el Sol entraba de lleno por la ventana; seguro se me había hecho tarde. Tenía esa extraña sensación de estar más cansado que antes de dormir, había sido culpa de esa pesadilla, un terrible sueño, pero a fin de cuentas sólo eso, sólo un sueño.

jueves, 7 de marzo de 2013

Máscaras de porcelana - Prólogo -

Dormirás un promedio de 23 años a lo largo de tú vida, eso significa que te acostarás a dormir alrededor de 25,185 veces y tendrás unos 251,850 sueños antes de morir. Es algo realmente difícil de comprender; después de todo, entre los miles de sueños que tenemos, sólo un puñado de ellos llegan a ser recordados al momento de despertar y  de ellos, pocos estarán aún en nuestra memoria al momento de salir de casa. Y así, con el tiempo, la lista se va acortando de a poco; algunos sueños durarán presentes un mes, otros estarán contigo unos días, algunos tan sólo unos minutos y a la gran mayoría nunca ocupará un espacio en tu memoria una vez hayas dejado de soñarlos.

Un escenario un tanto desalentador, tantos deseos, tantas ideas e ilusiones que nacen y mueren en la mente quizá sin siquiera tener consciencia de ello y, obviamente sin poderlos transmitir a alguien más, sin poder expresar esos deseos que inconscientemente todos hemos tenido, por él simple y trágico hecho de no recordarlos.

Esta es la historia de la inmensa mayoría de nuestros sueños; nacen dramáticamente de nuestros recuerdos y deseos, viven intensamente y nos hacen sentir que son reales, y mueren inevitablemente en soledad.

Aun así, existen un pequeño grupo, unos cuantos sueños logran sortear ese cruel destino, inevitable para el resto de sus hermanos y quedarán tatuados a fuego en nuestra memoria; persiguiendonos... asechandonos... no permitirán ser olvidados y siempre estarán recordando que existieron, que alguna vez fueron... y que aún siguen allí. Sueños maravillosos, sueños incomprendidos, sueños... como este...

miércoles, 27 de febrero de 2013

Cada cabeza es un mundo..

En ocasiones me siento mal de ser tan egoísta; por todos esos sueños, pensamientos indescriptibles y amorfos que se forman fugazmente en mi cabeza, a la vez tan increíbles y reales... como efímeros.
Nacen y desaparecen con enorme soltura. Mueren... dentro de mi cabeza, donde nadie los busca, donde nadie los ve... son sólo míos, y celosamente los guardo para mí.
Si, a veces me siento egoísta por eso, pero es más la envidia, la pena que siento al pensar que eso mismo, que esa lluvia infinita de ideas innombrables existe y ocurre en cada cabeza; que cada persona guarda dentro de sí, pensamientos increíbles que nunca podré conocer...

lunes, 25 de febrero de 2013

Cada mañana...

Me despierto.. me visto con mi mejor traje; él de la desnudez, escojo los mejores zapatos; los de la libertad, echo en mi mochila fabricada de ilusiones todo lo que me pueda  hacer falta; honestidad, lealtad, un corazón herido pero no roto, un que otro bocadillo (es un camino largo y necesito comer),  unas cuantas palabras que pienso pero rara vez digo, y comienzo a andar. ¿Por dónde? por el camino, ¿Cuál? el mío, ¿Hacía dónde? no lo sé... nadie nunca lo sabe, uno tan sólo se viste lo mejor posible, escoge hacía donde ir (sin tener aún plena certeza) y comienza a recorrer el camino, esperando sin mucha esperanza que sea el correcto y que te lleve a donde quieres ir, sin saber muy bien a donde quieres llegar... pero así es mi vida, y la de cualquiera que desee perseguir su sueño.

jueves, 24 de enero de 2013

Aquel encuentro...

Hubiera podido jurar que eras tú, sin embargo estaba seguro de que si alguien no era... eras tú. Me fui acercando mientras pronunciaba tu nombre. Ella volteó, respondió a tu nombre, y tenía tu rostro; aun así no eras tú. Ella sonrió, y dijo mi nombre con una suave y dulce voz; como la que solías usar tú para llamarme. Por fin llegué a esa persona, la estuve viendo un largo tiempo, ella extrañada me preguntaba que tenía, mientras yo inútilmente quería encajar tu persona en ella... no podía... al final resolví contestar el "hola" que me dijo ella primero; aunque admito fue sólo cortesía pues no la conocía.

Estuvimos platicando un largo tiempo, ella me contaba lo que había hecho últimamente y yo escuchaba atentamente como si tuviera algún tipo de interés por aquella desconocida. Me contó acerca de las ciudades que visitó, las cosas que hizo y personas que conoció, me dijo que estaba más delgado desde la última vez que me vio pero que no había cambiado nada. Tenía razón; no era la primera en notar mi delgadez desde que deje de verte, más no podría saber porque esa persona lo sabía.

Después de varios intentos logró hacer que yo hablara también acerca de lo que había estado haciendo desde que dejé de saber de ti ya hace dos años. De haber hablado contigo probablemente hubiera inventado historias interesantes, tan sorprendentes que te costaría creerlas, pero tendrías que hacerlo de cualquier modo pues no estarías presente en ninguna. Hubiese querido maravillarte para que pensaras que no te extrañé en todo este tiempo y que apenas tuve tiempo de pensar en ti... pero no eras tú; estaba hablando con alguien más así que no me importó decir la verdad. Le conté que desde nuestra despedida mi vida se encontraba igual, que la pausé hace dos años con tú partida y seguía así; que había dejado a la rutina apoderarse de mí. Vi que sus ojos se tornaron tristes, y no entendí porque una extraña tendría esa empatía para conmigo, pero noté que no fingía y entendí que era mejor irme, no soy quien para entristecer a una persona que acabo de conocer.

Nos despedimos; ella dijo alegrarse de verme y que deberíamos de tomarnos un café pronto para seguir conversando, dibujé una sonrisa y dije - un día de estos - comencé a caminar y me pregunté si en verdad llegaría ese día. Ese fue mi encuentro con esa extraña persona; tenía tu nombre, tu rostro, su aroma era igual que el tuyo, sus labios me recordarán siempre a los tuyos y parecía saber de mí como sólo tú llegaste a saberlo... ella tenía todo de ti, pero esa persona no eres tú.. aunque si lo fue..

lunes, 7 de enero de 2013

Un trato


Desde que te conocí, he sentido tantas veces la felicidad y tantas las tristeza que no podría numerarlas, y aún así sé que todas fueron por ti. Lo único que me podría haber dolido más que un amor no correspondido, es darme cuenta que la única persona que siento he amado en toda la vida me diga que no me cree cuando se lo digo. Todavía no sé porque, pero me he dado cuenta de algo; no te amo para que lo creas, ni siquiera te amo para que me ames tú, lo hago porque tu felicidad es mi felicidad y tu tristeza es la mía, porque sacas lo mejor que hay en mí y eso me hace un mejor hombre para poderme regalar a ti. Te amo para amarte y porque te amo.

Quisiera proponerte algo… te propongo ayudarte siempre en todo lo que pueda y en lo que no pueda hacerte compañía todo el tiempo que tú quieras. Te propongo, si me das la oportunidad, llevarte el desayuno cada mañana acompañado por una taza de café y cantarte cada canción que me recuerde a ti. A cambio quiero una cosa, que estés conmigo todo el tiempo que te sea posible, para si un día ya no pudieras, pensar que compartimos todo lo que pudimos y que te tuve todo el tiempo que habría podido tenerte.

Te regalo todo lo que tengo y todo lo que soy, te regalo toda mi vida y a cambio sólo quiero una parte de la tuya, la que aún no has vivido... ¿Quieres hacer el trato?

viernes, 4 de enero de 2013

Ser pesimista...

Las personas allegadas a mí suelen decir que soy un persona "pesimista" y que debería de ver un poco más el lado "bueno" de las cosas. Esto siempre me ha hecho pensar en este concepto preconcebido que poseen los humanos acerca del bien y del mal, y del como aplicando dicho concepto creen poder vaciar las experiencias en un lado o en el otro.

Las experiencias, tanto las buenas como las malas son inexistentes... o bueno dicho de mejor manera, son tan sólo experiencias, y el hecho de asociarlas con algo bueno o malo es algo subjetivo, y cada persona tendrá una definición para otorgarles; por lo tanto el ser positivo (optimista) o negativo (pesimista) es un concepto -al menos a mi parecer- mal aplicado, pues para cada persona lo bueno y lo malo es algo distinto (incluso inexistente) y creo, esto va más por el convencimiento de las personas que aquellas experiencias que les resulten convenientes tienen que ser positivas (buenas) y las que sienten les perjudican las negativas (malas); lo que sugiere en primera instancia, que sabemos realmente diferenciar y prever cuales hechos nos resultaran más provechosos, lo que es realmente absurdo.

Entonces, siendo que no podemos siquiera diferenciar entre lo que nos resulte más conveniente, ¿Cómo esperamos poder diferenciar lo bueno de lo malo, lo positivo de lo negativo, o al optimista del pesimista? Simplemente no podemos, y creo es porque no existe tal diferencia.

jueves, 3 de enero de 2013

El Dios de la nada - I -


Ahí está el hombre, como siempre, sentado en la oscuridad; en esa única habitación existente. Donde él es Dios, donde es todo… donde es nada. Había estado ahí toda su existencia; un siglo o un par de minutos. Realmente no lo sabía, realmente no importaba. Y es que, siendo el tiempo relativo, para él que estaba solo, que nunca habló con alguien (aun suponiendo que supiera hacerlo) el tiempo parecía haberse detenido.

¿Quién era?... ¿Y Cómo se supone que iba a saberlo?, ¿No es acaso la existencia de los demás lo que delimita y define nuestra propia existencia? Sí, somos lo que los otros no son y, al mismo tiempo, somos parecidos a esos otros. Así como un gato sabe que lo es al ver otros gatos y saberse semejante a ellos; y sabe que no es un perro al darse cuenta de sus diferencias con estos. Del mismo modo nosotros definimos nuestro existir al percibir las similitudes o las faltas de éstas en comparación con todos los seres que nos rodean. Más el estaba solo, y no tenía a alguien (algo) más como su referencia, como una imagen con quien comparar la suya, tan sólo era una forma sin forma que existía pero no era nada, bien pudo ser una piedra (quizá lo era) y no haberlo notado.

Y allí sigue el hombre, encerrado entre esos cuatro muros; envuelto en su soledad y en una penumbra tan densa, tan negra que es imposible de imaginar y aún más de describir; era una oscuridad tal que no se podía ver las propias manos, los pies, ni mucho menos algún rincón del cuarto; tal era la negrura que en ocasiones parecía oscurecer sus propios pensamientos volviéndolos más difusos y difíciles de reconocer y hasta a su propia alma que ennegrecida envenenaba de a poco y sin darse cuenta a todo su ser.  

 Había estado solo toda su vida, jamás había visto algo, jamás había olido nada que no fuera su propio aroma y por sobre todo, nunca había estado fuera de aquella habitación. Aun así él era feliz, aun así él creía ser feliz.
Llegó un día más -¿ O sería una noche?, ¿Acaso importaba?- Despertó y como en cualquier otro día y sus pensamientos comenzaron a abordar su mente; eran realmente absurdos, que tanto podría pensar ese hombre si su universo entero se limitaba tan sólo a esa pequeña habitación. Se sentía inquieto, esté día en especial tenía mucha energía; su limitada imaginación miraba hacía su adentro, repasando sus recuerdos casi inexistentes mientras el halo de luz se deslizaba desde un pequeño agujero para morir encima de su pie izquierdo... Espera, ¿Acaso era un rayo de luz? Si, él hombre lo miró asombrado (por no decir asustado) sin poder creer eso.. eso.. ¿Qué era eso? No lo sabía, (¿Cómo podría?)  pero era lo mas sorprendente que le había pasado desde que podía recordar, ¿Hará daño? Se lo preguntó, y su sentido común le decía que no puesto que el fino hilo de luz estaba descansando sobre su pie y fuera de una sutil calidez no parecía que pudiese provocar nada más; aun así no podría asegurarlo, ¿De dónde viene? Esa parecía ser la única pregunta que podía contestar; y la curiosidad nata de un humano (incluso en aquellos que ni siquiera saben que son humanos) no le permitió el no averiguarlo.
Comenzó a seguir el fino rayo de luz que se abría camino con dificultad por la oscuridad de la habitación, intentando descubrir lo que provocaba tan extraño fenómeno; no tardó en llegar a un agujero en una de las paredes, en su mente intentaba imaginarse como se originó ese agujero... ¿O es qué siempre había estado allí y no lo había notado? quizá era así, el agujero siempre había existido y lo nuevo era la luz que ahora entraba por él. Su excitación iba en aumento, como la de un niño cuando por primera vez recibe un regalo; no sabe que es esperar, pero pero de alguna forma sabe que algo esta por ocurrir. Acercó el ojo al orificio cual curioso cuando espía a través de una mirilla y la luz encandilo su ojo -sensación nueva para él-, retrocedió aterrado por lo que acababa de pasar e intentó desesperadamente  hacer salir esa luz de su mundo; tapaba con sus dos manos el agujero por donde se filtraba, pero cada vez que las quitaba la luz volvía a entrar. No sabía que hacer, no sabía como evitar que entrara esa indeseable cosa que le cegó (tan sólo por un momento) el ojo, lo intentó hasta el cansancio sin lograr su cometido.
En esa ocasión durmió exhausto, quizá como nunca antes lo había hecho, durmió viendo aún esa luz. No pudo evitar soñar con ella, la veía entrando directo a sus ojos dejándolo ciego nuevamente, aunque luego se acostumbraba al cambio repentino de iluminación y veía todo con más claridad; el cuarto estaba vacío -algo que ya sabía- más puedo ver algo totalmente nuevo, sus mano por primera vez estas aparecían ante él. Las veía extrañado pero de cierta manera le resultaban familiar, siempre había sabido que allí estaban, pero no sabía la forma exacta que éstas tenían. Luego miró hacía abajo y pudo ver, por primera vez su propio cuerpo, su cuerpo desnudo y sucio, jamás se le ocurrió pensar en poder verse, era algo que escapaba de su limitada imaginación. 
La exaltación fue tal que lo hizo estremecer y despertar, abrió los ojos y lo primero que vio fue ese hilo luminoso abriéndose el camino débilmente entre la pared, de inmediato supo que allí residía su única oportunidad de convertir en realidad su sueño y poder verse. Se levantó de un salto y puso su mano debajo del rayo, pero este era tan fino que no podía echar luz suficiente para poder verla; el hombre, desesperado, intentó poniendo un pie, luego la otra mano, la cabeza... nada, imposible pretender iluminar un cuerpo entero con tan sólo un poco de luz. Trató de colocar una vez más su ojo en el orificio, la luz de nuevo lo cegó momentáneamente, sin embargo en ésta ocasión no apartó la vista, simplemente se quedó mirando. Poco a poco su vista fue regresando y se fue adaptando al cambio de iluminación, y fue notando el exterior, había algo afuera... pero no lo graba distinguirlo del todo... parecía ser una sombra... no... más bien una figura... si una figura... una, muy parecida a la suya.



Aquí comienzo

Hola!!
Quisiera comenzar agradeciendo a todo aquel que se tomó un poco de su tiempo para pasar por este aun pequeño blog que estoy recién comenzando. En él, iré de a poco depositando todos aquellos pensamientos que muchas veces vienen a mi mente (como le pasará a cualquiera) por un sólo instante y luego desaparece después de un breve pero real momento de lucidez, como cuando se apaga una vela de un soplo. Pero de la misma forma que de esa mecha apagada fluye humo que deja constancia de la llama que estuvo allí; así intentaré rescatar yo mis pensamientos y presentarlos a ustedes para que sean los testigos de que aunque sea por instante, alguna vez existieron. Y no lo se, quizá me permitan ser testigos de los suyos también.

Siempre he tenido un gusto por la lectura y la escritura es mi segunda afición. Aun así no suelo escribir a menudo, no creo tener la constancia necesaria para ser un escritor o un novelista, me conformo con unos pequeños pero significativos momentos para contar algunas de las historias (e histerias) que en mi cabeza se desarrollan sin que pueda intervenir para cambiarlas. He dejado pasar mucho tiempo siendo el único conocedor de dichas historias, las deje pasar y se que muchas de ellas nunca regresaran; pero he decidido comenzar a rescatar aquellas que aún pueda y si al menos una persona recuerda alguna de mis palabras dichas sabré que no están muertas del todo y que aun tienen algo que aportar.

Bienvenidos a mi espacio, y bienvenidos a la papelera de mi mente. Esto es lo que no me atreví a pensar...