¿Cómo podría olvidar esa noche de brisa húmeda? en la que recién recibiéndome te sonrojaste al oír mi petición. ¿Cómo olvidar el nerviosismo que dubitativo me hacía cuestionarme si era o no este el momento adecuado? Al final no tuve tiempo de pensar, cuando me di cuenta las palabras ya habían salido de mi boca y sabía que sin importar cual fuera tu respuesta, no me arrepentiría de haberlas dicho pues no podía contenerlas más.
(Fragmento de una carta de amor).
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